5 lecciones del fitness aplicables a la vida y los negocios
5 lecciones del fitness aplicadas a la vida y los negocios
Como puede que sepas (o no) hace unos meses volví a full al gimnasio después de dos añitos enteros sin poner un pie en él. Y estoy contentísima. No sólo porque lo echaba mucho de menos, sino porque he conseguido incorporarlo a mi rutina de la mejor manera posible, haciendo un par de ajustes que, por ahora, me están permitiendo integrarla en mi día a día sin trastocar todas las demás piezas de mi vida y —además— mejorando el conjunto.
Y como yo soy de darlo todo cuando se trata de hacer las cosas que me gustan (quizá a veces demasiado) también he retomado el gustillo por aprender de este tema. En su día la verdad es que me interesaba bastante, pero por razones obvias tuve que dejarlo totalmente aparcado cuando mi entrenamiento se redujo a 45 minutos haciendo ejercicios isométricos con gomitas en 3 metros cuadrados de habitación en plena pandemia, y ahora que vuelvo a interesarme recuerdo por qué en el fondo me gustaba tanto este mundillo.
No tiene que ver con la estética, ni con las endorfinas, ni siquiera con la satisfacción de ver cómo progresas (a diferentes niveles) sino cómo, si entiendes y vives los fundamentos, realmente el concepto de fitness está lleno de lecciones que aplican mucho más allá del gimnasio, a la vida en general.
Así que he elegido algunas ideas conocidas del fitness que me gustan especialmente por cómo, si amplías un poco el foco, pueden trasladarse a aprendizajes o reflexiones sobre el crecimiento personal o profesional.
💪 1. Los ciclos de foco y la mejora constante
En el entrenamiento, se conoce como «periodización» a la práctica de organizar los entrenamientos en distintos periodos para conseguir, en cada uno de ellos, optimizar al máximo el desarrollo de una habilidad o disciplina específica.
Aunque hay distintos modelos de periodización, el principio siempre es el mismo; buscar el máximo foco y concentración durante un periodo de tiempo en una disciplina X. Una vez completado este ciclo de foco y mejora, pasarías a centrarte en la siguiente habilidad, asegurándote así de maximizar el rendimiento en cada ciclo para conseguir optimizar las adaptaciones a largo plazo.
Si lo que estamos buscando es crecer y desarrollarnos al máximo de nuestro potencial, ya sea personal o profesionalmente, es mucho más efectivo trabajar por objetivos manejables, que puedan ser completados en espacios relativamente cortos de tiempo, y trabajar en ellos con la máxima intensidad durante ese periodo, para, una vez completado, pasar al siguiente ciclo de mejora.
En el Life Design Kit, yo animo a trabajar en nuestras Metas y Objetivos a un nivel trimestral en vez de anual, poniendo el foco sólo a tres meses vista. Esto nos permita concentrar mucho más nuestros esfuerzos en los 2, 3 objetivos que tendrán el mayor impacto, e ir a por ellos con la máxima intensidad sabiendo que no tendremos todo el año para completarlos, lo que hace que le saquemos mucho más "jugo" a cada mes, a cada semana y a cada día, ya que en estos ciclos tan cortos vemos de manera mucho más clara el impacto de nuestras acciones.
Lo que me lleva a la importancia de medir
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📊 2. Medir para decidir
En el deporte, y en realidad en cualquier disciplina que se base en la capacidad del ser humano para progresar a partir de un punto determinado, es indispensable medir ciertos parámetros que te informen sobre si el plan que estás siguiendo está funcionando o no.
Recabar diferentes datos clave nos ayuda a tener un cúmulo de información que, cruzada con otros parámetros y contrastada con nuestra propia experiencia, se convierte en conocimiento; conocimiento sobre nosotras mismas.
Y es cuando llegamos a un nivel de conocimiento suficiente de nosotras mismas que somos capaces de tomar decisiones mucho más informadas, sobre cómo queremos que sea nuestra vida en el futuro y cómo necesitamos diseñar nuestros sistemas en el presente para que los pasos que damos nos vayan conduciendo a esa vida. Esto incluye cómo trabajamos, con quién, en qué términos, a qué decimos que si y a qué no.
Y, si en el proceso de esta toma de decisiones y de cómo ejecutamos sobre ellas, medimos también el resultado de estas acciones, nos daremos cuenta antes de qué cosas funcionan y qué cosas están fallando, pudiendo intervenir en ellas con rapidez.
Identificar las métricas más importantes y significativas en nuestra vida y medirlas de manera continuada nos da feedback inmediato, lo que nos permite hacer ajustes mucho más ágiles y rápidos. Bien para cortar de raíz aquello que no funciona, bien para aprovechar los bucles de retroalimentación que generen resultados favorables y seguir construyendo momentum, llegando así a ciclos de iteración muy cortos, que acaban comportando una mejora constante.
🧠 3. La intención y la conexión mente músculo
En los ámbitos del fitness, se conoce como conexión mente-músculo a una técnica mental que promueve la concentración total en el músculo que estamos trabajando. Si conseguimos concentrarnos lo suficiente en él, podríamos aumentar la activación muscular, consiguiendo así mejores resultados durante el entrenamiento.
No sé hasta qué punto esto es verdad, está apoyado por la ciencia o realmente funciona a nivel de crecimiento muscular, pero yo y el Tao lo vemos así:
Cuando te vistas, vístete. Cuando andes, camina.(Proverbio taoísta)
Cuando estás entrenando, estás entrenando. La diferencia entre tener tu cabeza en el entrenamiento y tenerla en el trabajo, en el whatsapp, o en lo que vas a hacer después es abismal. Cuando verdaderamente te abstraes de todo lo que te rodea y diriges tu concentración y tu foco en visualizar el músculo que estás ejercitando en ese momento, la sensación de estar haciendo contar cada minuto de entrenamiento es increíble, y las buenas sensaciones también repercuten en los resultados.
Todo se reduce a la misma, y poderosa idea de siempre; la intención.
Si vas a hacer algo, hazlo bien. Dentro y fuera del gimnasio.
No es lo mismo estar ocupado haciendo cosas, que hacer lo que tienes que hacer, en el momento en el que tienes que hacerlo y con tu atención y tu energía puestas al 100% en ello. Ahí, en ese sweet spot, es donde pasan las cosas importantes.
Los mejores momentos de nuestras vidas no son los momentos pasivos, receptivos y relajados. Los mejores momentos suelen ocurrir cuando el cuerpo o la mente de una persona son llevados al límite en un voluntario esfuerzo para conseguir algo difícil y significativo.
— Mihaly Csikszentmihalyi
Pero ojo, intención no es intensidad. Podemos entrenar nuestra mente para hacer las cosas con intención, poniendo nuestra energía y atención en ellas en los momentos necesarios, pero no podemos hacerlo con todo a la vez.
En la vida, el equilibrio tiene más que ver con elegir en qué áreas vamos a querer darlo todo en cada momento, y saber cuándo es el momento de parar y darlo todo en otra cosa, lo que me lleva a la siguiente reflexión.
🚰 4. «Cuándo» es más importante que «cuánto»
El fitness tiene más que ver con el estilo de vida que con la condición física. No es algo que pueda encenderse o apagarse, es algo que forma parte de ti. Igual que todo aquello que nos acompaña a lo largo de nuestra vida, no entiende de trucos ni de fórmulas milagrosas. Es un juego a largo plazo y hay que conocer sus reglas.
Y, aunque a veces es difícil de aceptar y a nuestro ego no le gusta nada, la realidad es que no por matarte en el gimnasio vas a conseguir mejores resultados. No por tener agujetas todos los días significa que estés haciendo un ejercicio más efectivo o estés progresando más.
Entrenar al fallo tiene riesgos si estás tan fatigado que esto perjudica tu técnica. Llegar a un estado de agotamiento físico y mental te hará rendir menos en cada sesión de entrenamiento y a la larga no se traducirá en músculos más grandes, sino en posibles lesiones, sobreentrenamiento o, en lo profesional, el tan conocido burnout.
En la ciencia agrícola, es conocida la Ley del Mínimo, que dice que el rendimiento de la cosecha está determinado por el elemento nutritivo que se encuentra en menor cantidad, y que un exceso de cualquier otro nutriente no compensará la deficiencia de ese elemento.
En la ciencia de la vida, esto viene a significar que llegará un momento en el que no podrás optimizar más, no podrás rascar más horas al día, ni exprimirte más para sacar el máximo rendimiento en cada jornada de trabajo.
Por contrauititivo que parezca, quizá la pieza del puzzle que haga falta para, no sólo progresar, sino hacerlo de manera sostenible, sea detectar aquello que has estado negando y poner tu atención en eso.
No entrenar un día más, no seguir reduciendo calorías, no dormir una hora menos, no hacer más de lo que ya estás haciendo con creces, sino menos de eso y más, precisamente, de lo que no.
Duerme una hora más, aumenta calorías, reduce el volumen de carga. Tómate el día libre, haz eso para lo que crees que no tienes tiempo.
Si estás en esto for the long run, la clave no está en hacer más y más rápido en cortos periodos de tiempo, sino en mantenerte en un movimiento constante, y para eso es más importante en saber ponderar tus recursos para sacar lo mejor de ellos en cada momento.
🦋 5. El crecimiento se da en la adversidad
Cuando era pequeña, supongo que en esa etapa de la guardería/colegio en la que todos nos pillábamos las gripes, los catarros y la varicela en cascada, oí a mi madre decir en más de una ocasión a algún amigo que se notaba que había estado malo porque "estaba mucho más alto".
Es una de esas cosas que, sin saber muy bien por qué (quizá porque no veía la correlación entre la enfermedad y la altura) se te queda un poco fijada en el cortex cerebral y no terminas de olvidar.
Con los años te vas curtiendo y empiezas a ver determinados momentos de tu vida en retrospectiva, aprendes a aceptarlos como lecciones y los entiendes como hitos, como puntos de inflexión en los que creciste como persona.
Según he ido teniendo más de esos momentos, he entendido cada vez más ese comentario de mi madre; crecemos en la adversidad. Y, aunque puede sonar un poco a auto-ayuda barata, aprendiendo sobre nutrición y entrenamiento me di cuenta de que en realidad es algo respaldado por la ciencia.
Y es que el crecimiento muscular funciona, de manera muy simplificada, de la siguiente manera:
Cuando determinadas zonas de tu cuerpo son sometidas a un impacto intenso, más concretamente a través de la repetición de ejercicios de fuerza (ejecutados de manera correcta y con el volumen y esfuerzo necesarios), acaban produciéndose micro-roturas en las fibras musculares. Estas micro-roturas liberan proteínas que, a su vez, son las encargadas de reparar el tejido dañado. Cuando este proceso de rotura-regeneración se produce con frecuencia, el cuerpo aumenta el tamaño de las fibras; el músculo crece.
Así que, literalmente, para que se de el crecimiento antes ha tenido que haber una rotura.
No es difícil encontrar aquí la relación con el concepto de anti-fragilidad de Taleb, esa propiedad que caracteriza aquello que se beneficia de los golpes, que mejora con los impactos.
De la misma forma, nuestro cuerpo está diseñado para auto-regenerarse en una versión ligeramente mejorada de nosotros mismos cada vez que sufrimos un estrés muy fuerte.
Con los años, me ha sido inevitable relacionarlo con ese comentario de mi madre cuando decía que los niños, después de haber estado enfermos, pegaban el estirón.
Quizá es la manera que tiene una madre de aceptar y explicar que, a veces, crecemos a base de golpes, que esos momentos difíciles cuando se "rompe" algo dentro de nosotras mismas —una barrera, una creencia auto-impuesta— son imprescindibles para crear una capa más de aprendizaje, de experiencia, de auto validación, para pasar a la siguiente pantalla sintiéndonos más grandes.
Gracias por leer!
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